Un aspecto fundamental
para diseñar un estilo de vida más sano y
natural es comenzar por cuestionar algunas creencias comunes
acerca de lo que se cree que es correcto y de lo que se cree que es
inocuo, ya que gran parte de estas ideas y prácticas han sido
científicamente demostradas como erróneas.
En este artículo daré solo algunos ejemplos de estas creencias
erróneas, pero sin duda hay muchas más que cada familia debe
descubrir y cuestionar por sí misma:
1. La vacuna es necesaria para la
salud del niño: Existe mucha
investigación que pone en duda que
las vacunas sean seguras.
La mayor parte de las enfermedades
contra las cuales vacunamos
a nuestros hijos pueden ser controladas
simplemente a través
de una buena alimentación y tratamientos
naturales.
2. La grasa es mala para los
niños: Este es un error garrafal que
puede costar caro en términos de la
salud de los hijos. Es
necesario investigar este tema y
averiguar sobre las grasas ade_
cuadas para el consumo infantil.
3. Los médicos saben lo que es
bueno para mi hijo:
Los médicos se forman y entrenan para ayudar en situaciones
Los médicos se forman y entrenan para ayudar en situaciones
de emergencia, pero no son la
última autoridad en la salud de
nosotros. Es nuestra obligación
educarnos acerca de los temas
de salud que afectan a nuestra familia,
ya que tenemos la
responsabilidad última sobre ella.
4) Los alimentos que se venden
en el comercio son inofensivos
para la salud: ésta puede ser una creencia
común, pero la cantidad
de gente que cree esto y actúa como
si fuera cierto no la convierte
Algunas sugerencias de medidas concretas a tomar
Sería ideal poder comenzar con los niños cuando son muy pequeños, ya que
sus gustos en alimentación se fijan entre los dos o tres años y a esa edad
aceptarán más fácilmente una comida nueva que más tarde. Esto vuelve más
difícil cambiar los gustos en alimentos de los niños mayores, pero, ¡si los
padres pueden lograrlo, también lo harán los niños.
Yo no tengo posibilidad de cultivar un huerto orgánico pero me ocupo de traer diferentes posibilidades de los mejores alimentos a sus “paladar” para que al menos lo prueben y puedan decidir si les gusta o no.
Por ejemplo: en sus desayunos añado bayas de Gou-Zhi o frutos secos como almendras y avellanas. En sus comidas o cenas les doy a probar desde los 2 y 3 años diferentes tipos de algas como Nori o Wakame (muy ricas en minerales alcalinos).
Tres o cuatro veces por semana toman zumos vegetales como el que se ve en la foto. Es mi hijo Lucas de 5 años tomando su zumo de pepino y zanahoria (más pepino que zanahoria). Realmente no es algo que ellos disfruten como un zumo azucarado de supermercado pero ya no se resisten a la idea de que deben tomarlos. Saben que les da muchos “soldaditos” que ayudan a su cuerpo a asustar a sus enemigos , como les suelo explicar.”
Mi consejo es que le de al niño la opción de elegir entre muchos y variados alimentos, y ello no podrá hacerlo sino tiene la posibilidad de probarlos antes. Piense que a los dos o tres años todavía el niño no tiene los prejuicios o pre-conceptos que tenemos los mayores y estarán abiertos a probar casi de todo. Le aseguro que se llevará grandes y agradables sorpresas.
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